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LOS SISTEMAS AGROALIMENTARIOS URBANOS: UNA RESPUESTA COLECTIVA PARA ACELERAR LA TRANSICIÓN ECOLÓGICA

XAVIER GABARELL DURANY, PERE MUÑOZ ODINA i PIETRO TONINI

Institut de Ciència i Tecnologia Ambientals (ICTA-UAB)

Universitat Autònoma de Barcelona



La agricultura urbana es una práctica que está atrayendo cada vez más interés entre diferentes ciudades del mediterráneo por su impacto positivos en el medio ambiente y socioeconómico en la población. Cubiertas verdes, huertos sociales y escolares en paralelo a productos locales han crecido en número e importancia en Catalunya durante los últimos diez años impulsado por autoridades y empresas privadas. Hoy en día, promover una alimentación sostenible en un entorno saludable es un reto societal colectivo para todas las ciudades y gran parte de este trabajo se está impulsando a través de nuevas investigaciones, modelos de negocio y maneras de interactuar entre los actores involucradosen el sistema alimentario.


A partir de esta realización y en este contexto nace el concepto del City/Region Food Systems - Sistemas Alimentarios Ciudad / Región (CRFS) donde se encuentran todos aquellos actores, procesos y relaciones que están involucrados con la cadena alimentaria (desde donde se producen los alimentos, hasta donde se procesan y distribuyen) en una región geográfica definida. Puede ser una ciudad, su área periurbana o un paisaje regional. También puede variar en relación con el territorio en cuestión, un paisaje costero, cadenas montañosas, colinas, una llanura rural, una zona urbana densa o industrial. Un enfoque basado en sistemas contribuye a una mejor comprensión de las interdependencias entre las partes clave de los sistemas (suministro de alimentos, medio ambiente, nutrición, salud, empleo) y hace posible abordar los problemas de manera integrada y holística. Por lo tanto, un enfoque de sistemas no solo se refiere a la alimentación, sino a todas aquellas personas, otros bienes y los servicios asociados que están conectados al ecosistema local (por ejemplo, cuando las actividades de ocio están asociadas con un paisaje agrícola rural, o cuando la construcción de comunidades y actividades sociales). La inclusión se fomenta en un huerto comunitario o cuando una asociación de pescadores que abastece a las escuelas locales crea y fomenta puestos de trabajo). Nos adrezamos a la escala de las ciudades y regiones porque representan la escala a la que se pueden fomentar las relaciones

ecológicas, sociales y económicas a través de la co-gobernanza y la participación activa de las instituciones y los actores urbanos y regionales.


Se trata de una transición que pone al centro el ciudadano informándolo en sus decisiones diarias sobre qué, dónde y cuánto comer para asegurar un desarrollo sostenible. Una idea de sostenibilidad que ha visto un progresivo enfoque a nivel regional para poder responder a diferentes característica y retos que la caracterizan. Un futuro más verde para eliminar la dicotomía que se ha creado entre la zona urbana y la zona rural para ampliar las conexiones entre las áreas urbanas, periurbanas y rurales entre todos los actores, procesos y relaciones que están involucrados en la producción, proceso, distribución y consumo de alimentos en una región.



Con la reciente pandemia de Covid-19, nos hemos dado cuenta de la importancia de los sistemas alimentarios donde las cadenas de suministro más cortas brindan más seguridad y confianza para el agricultor y el consumidor. A medida que seamos más conscientes de los efectos que tendrá el cambio climático en nuestros sistemas alimentarios, es importante que diseñemos los cambios necesarios para afrontar el futuro. Hemos visto la importancia de poder planificar con anticipación y el desafío de pensar a largo plazo en tiempos de crisis.


El tema de la agricultura de la proximidad y el reactivación socio-ecológica del Rio Ripoll han sido unos de los puntos y debates más destacables en los procesos de Covadonga Urban Lab, donde ha habido una percepción y preocupación compartida entre todos los agentes que han participado. En este contexto se ha considerado seguir con la línea del trabajo e ligarlo con un proyecto europeo de investigación que estaba empezando el FoodE, donde participa el Instituto de Ciencias y Tecnologías Ambientales (ICTA) de la UAB conjuntamente con el Parc Agrari del Sabadell. Los proyectos piloto son ejemplos de iniciativas para hacer tangibles los impactos positivos de la producción urbana acelerando

la creación de futuras iniciativas locales. El proceso de ideación y de realización se han elaborado a partir desde el concepto de ciencia ciudadana a través de los retos, workshops y encuestas llevadas a cabo durante este año. Un camino replicable en otros contextos y con diferentes actores proporcionando los medios para su aplicación durante los eventos de diseminación.


El proyecto FoodE se centra en el concepto de sistemas alimentarios diseñados por la comunidad. Cada sistema alimentario se basa exclusivamente en las necesidades locales y los recursos disponibles. Los sistemas alimentarios resilientes deben satisfacer las necesidades de sus actores y esto solo es posible si están diseñados por las personas que los utilizan. Todos comen: la comida es una de las partes más unificadoras del ser humano y nos conecta a todos. Como tal, FoodE cree que la contribución de todos los segmentos de la población es la única forma en que nuestro proyecto puede tener éxito. Además, el término “sostenibilidad” está en todas partes ahora, como ciudadanos, escuchamos cada vez más sobre “productos sostenibles” o “producción sostenible”. FoodE está bastante interesado en cómo esto ha impactado las percepciones de “sostenibilidad” y cómo piensan los ciudadanos sobre los sistemas alimentarios sostenibles.


Los pilotos de Sabadell estarán localizados en diferentes áreas del Sabadell; en el Rio del Ripoll, la zona de Parc Agrari y una zona urbana central. Diferentes tipologías de ciudadanos como estudiantes o iniciativas locales fueron involucrados a través del Covadonga Urban Lab que ha facilitado continuar con el trabajo hecho e involucrar aún más personas interesadas en estos temas durante la ejecución del proyecto FoodE. El reto central estará en empoderar el ciudadano, ofrecerle las herramientas e informarle sobre los aspectos críticos de la producción y el consumo y de los beneficios de la agricultura urbana y periurbana. Este será el primer paso para acelerar el proceso de la reactivación socio-ecológica y la transformación del barrio de Covadonga, del Rio Ripoll y la ciudad de Sabadell en general.


Durante el primer año del proyecto se ha propuesto, a partir del trabajo del Covadonga Urban Lab, promover la participación de escuelas y de iniciativas sociales en la co-creación del primer piloto de un espacio de agricultura urbana en una área central de Sabadell. El primer piloto tendrá el objetivo de movilizar la ciudadanía e informarla sobre los beneficios de los sistemas agroalimentarios locales y promover la creación de un espacio de agricultura urbana destinada a actividades sociales recalificando una área infrautilizada de 2000 m² en el centro de Sabadell. También se ha organizado en la ciudad de Sabadell el evento MylocalFoodE con el fin de empezar a dinamizar el proceso de empoderamiento ciudadano y continuar con el proceso colaborativo promovido por el Covadonga Urban Lab. Además, el evento fue un momento para proponer diferentes conceptos sobre la alimentación sostenible, producción /consumo local y la reducción del desperdicio alimentario y la presentación de estudios y proyectos realizados en Catalunya sobre alimentación y agroecología.


El Covadonga Urban Lab has construido la base para conectar personas e instituciones, compartir informaciones entre los diferentes actores y ha definido agenda compartida local que servirá para impulsar las diferentes acciones, la dinamización agroecológica una de ellas. El Covadonga Urban Lab ha

sido una herramienta fundamental a nivel de barrio y de ciudad no solamente por haber animado a los ciudadanos y agentes sociales a comprometerse con el desarrollo de su barrio y ciudad, pero también animarlos a ser proactivos y producir cambio. Un estructura local esencial durante un periodo como el que estamos pasando, en el que se necesitan respuestas rápidas y colectivas a los retos emergentes y donde cada vez se ve necesario utilizar nuevos métodos colaborativos para promover una transición que empieza desde abajo. Lo mismo tiene que pasar con los sistemas agroalimentarios de nuestras ciudades y territorio.



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